Abriendo puertas a su paso
Acompañado por el característico eco
Del pomo contra el azulejo.
Campanilleando con su falda al vuelo.
Percutando ambos lados del pasillo.
Iluminando cada habitación con el fuego
Del rojo de sus labios y el recogido de su pelo.
Acariciando, suave, marco a marco,
Con las cinco plumas de su mano,
Coloreando con esa esperanza que brilla
Del verde de la muralla que protege su pupila.
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