Amigos que se han ido.
Dientes que se rompieron en un bordillo.
Monedas que se han caído.
Hubo chaquetas llenas de remiendos,
Que desaparecieron.
Incluso el amor de una vida,
Desvanecido.
Pero fueron mis gafas las que se quemaron,
en aquel incendio.
Compañeras en una vida infame.
Cámara de mis recuerdos.
Antifaz, transparente, de mis secretos.
Serenas, lúgubres.
Fetiche de esos ojos que me miran.
Azules y negras.
Alma inconfundible pegada a mi vista.
Un poco torcidas.
Fueron guía, en un periodo de mi vida.
Permanentemente sucias.
Lupas del amor de mis pupilas.
Empañadas en un beso
De los labios finos de una loca
Que se quedó sola.
Oh! Mis prismáticos ligeros.
Maltratadas.
Con un cristal cicatrizado, casi colgando.
Atacadas
Por el pico insilenciable de una hurraca
Con forma humana
Y las pecas, una a una, dibujadas
De una celibata.
Oh! Mis espejos de noches oscuras
Sin plata, ni luna.
En mis sueños turbulentos o pesadillas.
Sucintas.
Ellas, desde la mesita de noche
Aun me miran.
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